Bratislava es una ciudad en torno al medio millón de habitantes y de unos 650.000 habitantes en su área metropolitana. Actualmente es la capital de Eslovaquia, un país que existe desde 1993. Hasta ese momento y desde 1918, Eslovaquia y la actual República Checa formaron Checoslovaquia, con capital en Praga.
Tranvía
La ciudad tiene su encanto; es cómoda, fácil de recorrer y
en poco tiempo, por lo que decidí no dedicarle más de un día. Aprovechando una
estancia en la vecina Viena (60 kilómetros), y mientras que mis compañeros de
viaje visitaban un Heuriger vienés (establecimientos normalmente alejados del
centro donde se bebe vino joven propio de la cosecha del dueño del local), me
monté en un autobús que me llevó a Bratislava por unos 15 euros (ida y vuelta).
Cada hora salía un autobús junto a la estación Central, en el sur (Südtiroler Plaz). El viaje también se puede hacer en barco a
través del Danubio, aunque era más lento y caro.
A pesar de que Eslovaquia tiene euro desde hace algunos
años, me pareció una ciudad barata.
Bratislava no destaca especialmente por tener demasiados
edificios históricos ni muy conocidos. Los existentes se concentran en la Ciudad
Vieja (Staré Mesto).
Fuente en el palacio del primado
Ópera
La Puerta de San Miguel, reconstruida en estilo barroco, es la única
puerta preservada de la fortificación
medieval, siendo de los edificios más antiguos de la ciudad.
Puerta de san miguel
El monumento más representativo de Bratislava es el
castillo, del siglo XV, actualmente alberga el Museo Nacional Eslovaco con
exhibiciones arqueológicas, históricas y artísticas. Construido sobre una
colina rocosa, ofrece una excelente vista sobre la ciudad, y sobre todo, sobre
el Danubio.
Castillo de Bratislava, desde distintas perspectivas
La Catedral de San Martín, de estilo gótico, construida
entre los siglos XIII y XIV, es la iglesia más antigua. Usada para la
coronación de los monarcas del Reino de Hungría durante tres siglos. Es por
este detalle que la torre de la catedral, de 85 metros, no está rematada por
una cruz, sino por una réplica de la Corona de San Esteban.
Vista exterior de la Catedral de San Martín
Vidriera de la Catedral
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