Hace tiempo escribí una entrada sobre la mezquita azul de
Estambul; era imprescindible que Santa Sofía tuviera también la suya. Ambos
monumentos están muy cerca, separados por un pequeño paseo.
Detalle del mosaico restaurado de Cristo en la sala de Deesis
Santa Sofía desde el parque exterior
Santa Sofía (Ayasofya Müzesi en turco, Hagia Sophia Museum
en inglés) es la construcción más famosa de Estambul. Desde el 360, fecha de su dedicacion hasta 1453 fue una basílica católica bizantina (excepto el periodo 1204 y 1261 que fue católica de rito latino). Reconstruida entre 532 y 537 por orden del emperador Justiniano, la catedral de la Divina Sabiduría era el mayor templo
construido hasta entonces. Edificada como iglesia en su origen, Mehmet el
Conquistador la convirtió en mezquita en 1453 (añadiendo algunos elementos propios de
las mezquitas) hasta que finalmente en 1931 Mustafá Kemal Statürk, el padre de la laica
Turquía, la transformó en un museo (inauguración en 1935), que es la situación actual, por lo que no hay ningún
código de vestimenta para entrar en ella (sí lo hay en la Mezquita Azul).
El recinto
Una vez comprada la entrada del museo (25 liras turcas, entre 12 y 13
euros, lunes cerrado), la primera estancia de Santa Sofía que se ve es la Entrada Imperial, donde se conserva muy bien un mosaico en el que el
emperador León VI se arrodilla ante Cristo para pedir permiso para contraer
matrimonio de nuevo tras la muerte de sus tres esposas anteriores.
Mosaico de Leon VI
En la parte derecha se sitúa el Vestíbulo de los Guerreros,
sala donde el emperador se quitaba la corona y espada antes de entrar en el
templo propiamente dicho. Destaca un mosaico de finales del siglo X donde los
emperadores Constantino y Justiniano entregan las maquetas de la ciudad y de
Santa Sofía a la Virgen.
Mosaico con Constantino y Justiniano
En la entrada a la nave principal, la sensación de
inmensidad se obtiene gracias a la solución arquitectónica empleada, donde se
usó por primera vez un sistema de cúpulas y semicúpulas para hacer que
descansen el peso de la nave. Los pilares son inmensos, y casi es un auténtico
milagro que estando en una zona de gran sismicidad, Santa Sofía permanezca
intacta.
Las naves laterales están sostenidas por 107 columnas de
mármol.
Lateral de la nave principal con las columnas de mármol
En la nave principal se hallan 8 grandes discos o medallones
de 7,5 metros de diámetro que se añadieron durante la restauración de 1848 con
las caligrafías en árabe de Mahoma, Alá y los primeros califas.
Medallón
En la parte superior del ábside se halla el mosaico de la
Virgen sosteniendo a Jesús en brazos. Justo por debajo está el mihrab que
señala la dirección a la Meca.
Mosaico en el ábside, sobre el mihrab
En la galería superior, en la sala de la Deesis se halla un mosaico del renacimiento
bizantino (siglo XIV) parcialmente conservado (fue tapado con cemento debido a
la prohibición de representar imágenes en la religión islámica) con la imagen
de Jesús, acompañado por San Juan Bautista y la Virgen.
Mosaico en la sala de Deesis
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